24 jul 2013

El Tío Perruca -Valle de Bubín-

Sábado 3 de Agosto, en Igüeña ruta y lectura de El Tío Perruca en el Valle de Bubín, lugar en el que se desarrolla la historia

El Tío Perruca es una novela costumbrista ambientada en un precioso verde valle afluente del Boeza a principios del siglo XX, narra la historia de un vecino de Igüeña que saliendo de cacería abate a una osa de un tiro en la cabeza...pero ésta no muere en el acto, si no que cuando el Tío Perruca se acerca para rematarla, la osa lo ataca destrozándole el rostro de un zarpazo... al ver que no regresa de su jornada de caza, los vecinos del pueblo y de otros de la contorna salen a buscarlo.... 
Quien quiera saber el resto de la historia, qué le pasa al Tío Perruca, si muere desangrado o devorado por la osa, o quién sabe cuál será el desenlace..., que acuda el próximo Sábado 3 de Agosto a la 11 de la mañana a Igüeña.

El principal interés del relato es su marcado paisajismo, su descripción de los puntos y senderos del valle, prestando atención a la toponímia, en la ruta podremos ambientarnos y meternos de lleno en la misma historia.

Otra característica del libro es su interés lingüístico, pues los personajes, y en ocasiones el narrador, se expresan en el habla tradicional del pueblo y de la cuenca del Boeza, enclavada en el Leonés (o asturleonés) occidental, muy semejante al habla de La Cepeda, la Vecina Omaña y en nada ajena a otras hablas del centro y este de El Bierzo (Sil, Fornela, Valdueza, Cabreira).

¡Arimáivos, va prestavos de siguru!



Actualizado en 01-03-2016
Ambientado en Igüeña, en el Alto Bierzo, el libro narra las aventuras de un cazador infatigable, José Pardo Crespo, personaje totalmente representativo de los montañeses de León y al que sus vecinos apodaban ‘Josepín’ o ‘Tío Perruca’. Siempre acompañado de un mozo, ‘Raposín’, recorría los montes comarcanos siguiendo el rastro de piezas de caza mayor, escopeta en mano, para después mercar sus pieles. En un pasaje clave de la obra, el rapaz y el paisano, ya de edad avanzada, se topan con una osa y sus osines, igual que en la triunfal película de Alejandro González Iñárritu, y aunque Perruca la hiere, el animal le propina terribles zarpazos. Una de las peculiaridades del libro es que, aunque está narrado básicamente en castellano, todos sus personajes —excepto el cura— se expresan en el habla tradicional de la zona, el asturleonés occidental, algo que le confiere un gran interés filológico y narrativo. Por ejemplo, cuando la osa le abraza, Raposín acude con el «cuchiello», pero Perruca, en la más memorable expresión que cabe en un conseguidor de pieles, le reprende:

—¡Nun la pinches, hom, que estrupeyas el pilleyu!

Y aunque finalmente ambos consiguen acabar con el plantígrado, el cazador queda tendido en el suelo con la cara desollada, sangrando a borbotones. Da instrucciones a Raposín para que le anude un trozo de tela al cuello, le prepare una cama de helechos y se marche a por ayuda, aunque tiene por seguro que va a morir. El chico acude a Igüeña, cuenta la noticia y regresa con una partida de jóvenes pero, dado que nadie ha sobrevivido jamás a un ataque de ese calibre, todo el mundo da por hecho que Perruca ha muerto. Hasta el sacerdote prepara el funeral. Cuando llegan al lugar del accidente después de una larga travesía, no encuentran cadáver alguno y sí al turrión ‘renacido’ un trecho más allá. De manera sin duda diferente a como se expresa DiCaprio en el filme, explica Perruca: «Nun creya, señor cura, que las pasé canutas, dióume un desmayu que pienso anduve po’l outru mundu». Y aunque tenía «la cara desfeicha», su máxima preocupación era bajar la piel al pueblo («¿vendrá alguno pa desfullala?», preguntaba).

El entierro mudó a fiesta y unos tamboriteros idearon ‘la danza del oso’ para la ocasión.

Además del Tío Perruca, y en una zona geográficamente cercana, la literatura leonesa (y en leonés) depara otras escenas de tropiezos con osos. Por ejemplo, el encuentro que Felicidad Fernández, la madre de Eva González —gran autora en lengua vernácula—, tuvo de niña con uno de estos enormes animales en Palacios del Sil. Una vez, estando de brañera en La Fontel.lada con sólo doce años, se encontró con una osa y dos crías: ella se apartó y la osa no la atacó, pero se llevó tal susto que permaneció una larga temporada sin poder hablar. Años más tade, su hija Araceli se enfrentó a un oso que había atacado a una de sus vacas: sobrevivió porque lo agarró del punto débil de estos mamíferos, las narices. El primero de esos encuentros lo cantó Eva en La brañeirina, poema que comienza: «Xubía con muita priesa,/ porque la tarde finaba./ Atopóuse cona osa/ ya al vela quedóu pasmada./ Cuando cansóu d’amirala/ pola senda el.la marchaba,/ pero los probes osinos/ cuna madre nun marchaban,/ quedaban empaponaos/ viendo aquel.la cousa estraña...».


Cosas de la globalización: muchos conocen o han visto la película El renacido pero son pocos los que han oído hablar de nuestro Perruca, de momento sólo disponible en librerías de viejo, ni han leído esos guapos versos de Eva González.
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/renacido-llamado-el-tio-perruca_1049469.html

2 comentarios:

Zurriellu dijo...

La primera part del post en que introduce al libro fue un texto publicado por Dannielu Guerra Gunçále en su cuenta de Facebook para anunciar la lectura en Bubín (fue uno de los participantes)

RAIGAÑU dijo...

Excelente texto!!