Fundado, como el cercano de San Pedro de Montes, por el Obispo de Astorga San Genario, fallecido en el año 937.
Croquis de las piezas según el arqueólogo maragato D. José María Luengo ( 4 Decoración de la pieza 3)
Estas piezas, eran conocidas en la tradición popular del Bierzo, como; "Los bolines de S. Genario" ya que recuerdan las piezas de los juegos de Bolos Bercianos y Maragatos.
Entre las leyendas andalusí, hay una que relata como el Rey Alfonso VI de León, tuvo que levantar el sitio a la ciudad de Sevilla, por perder una partida de ajedrez con su oponente el emir de Sevilla, Muhammad Ibn Al-Mutamid.
"En 1078, el rey de León Alfonso VI dirigía el asedio de la ciudad de Sevilla. La ciudad estaba gobernada por Muhammad Ibn Al-Mutamid, de la familia de los abadies. El rey nombró como visir a su amigo y poeta Abenamar, que será el personaje clave de esta historia y el que, por consiguiente, salvó a Sevilla de una sangrienta batalla.
Cuenta la leyenda que para evitar el avance del Rey Alfonso VI en Andalucía, Al-Mutamid mandó una embajada dirigida por Abenamar, su consejero. Al llegar a Sierra Morena, Abenamar, encontró al Rey Alfonso y lo invitó a su tienda a hablar. Durante la conversación Abenamar descubrió que el monarca era un gran aficionado al ajedrez y decidió que esa sería la forma de cumplir con el cometido por el que había sido enviado a Al-Ándalus.
La partida no sería solo un entretenimiento, por cada jugada se apostarían granos de trigo: dos granos por la primera casilla del tablero, cuatro por la segunda, 16 la tercera, etc. Lo que el Rey no sabía es que aquel árabe era un extraordinario jugador de ajedrez y la habilidad de Alfonso VI fue superada por la del consejero de Al-Mutamid. Al finalizar la partida Alfonso comenzó a calcular los granos de trigo que debía a su adversario y comprobó que en toda La meseta no había trigo para pagar la derrota.
Alfonso no podía hacer frente a su deuda y a Abenamar no podía presentársele mejor oportunidad para hacer el trato que esperaba: que Alfonso retirase sus tropas de las tierras de Almotamid. Como era de esperar Alfonso VI no estaba nada de acuerdo con este pacto, pero como caballero debía pagar su débito así que así fue como la actual Andalucía se libró de ser tierra de guerra gracias a una cruzada que no sobrepasó las 64 casillas de un tablero de ajedrez.
Realidad o ficción, quizá nunca se sepa. Lo que sí es cierto es que Abenamar consiguió convencer a Alfonso VI de que no invadiese la ciudad de Sevilla a cambio de un tributo. No está tan claro que este precio a pagar fuese fruto de una partida de ajedrez.
http://sevillaciudad.abcdesevilla.es/reportajes/bellavista-la-palmera/sociedad-bellavista-la-palmera/la-partida-de-ajedrez-que-salvo-sevilla-de-una-guerra
El Museo de León custodia un antiguo tablero de ajedrez de madera, con incrustaciones de hueso, procedente del Palacio de los Condes de Luna.
Su datación, en base a su estilo, sitúa su construcción en el siglo XV.
Según se relata en la Crónica de Juan II, el ajedrez sirve como cortina de humo para facilitar la evasión en 1448 del III Conde de Benavente de su prisión en el castillo vallisoletano de Portillo, ya que consigue distraer al alcaide jugando con él hasta la llegada de sus partidarios: "é guiólos el portero hasta donde estaba el Conde jugando al axedrez con Diego de Ribera. El Conde había comenzado este juego é lo detenía, porque Diego de Ribera no anduviese por la fortaleza".