4 may 2018

QUINTANA DE FUSEROS

LA FIESTA DE LA CRUZ O DE “LOS AMORTAJADOS”, DE QUINTANA DE FUSEROS, EN ALZA TRAS SU DECLARACIÓN COMO DE INTERÉS TURÍSTICO PROVINCIAL EN 2017.

Texto y Fotos: David Gustavo López

Un año más, Quintana de Fuseros ha cumplido, en el día 3 de mayo, con su más que centenaria tradición de “los Amortajados”, una ceremonia a la que acuden, vestidas con la que hubiera sido su mortaja, cuantas personas han recibido un favor del Cristo de la Cabaña que les ha librado de la muerte.


Los actos comenzaron a las 11 de la mañana con una procesión en la que los “amortajados”, en medio de un elocuente silencio, acompañaron a la Virgen del Rosario en su recorrido desde la iglesia hasta la ermita del Cristo de la Cabaña, donde se celebró la misa. A su término, sobre el mediodía, la procesión hizo recorrido inverso, pero esta vez iba precedida por el Cristo protector, cuyo sudario, colgando de la cruz y bamboleándose al ritmo acentuado marcado por los hombres que pujaban de las andas, producía cierto estremecimiento. Detrás, ofrecidos y ofrecidas con sus túnicas y velas encendidas, la Virgen del Rosario a hombros de mujeres, el sacerdote, fieles de todas las edades, los más portando velas, y una sencilla y afligida orquesta conferían al cortejo el ambiente especial que uno cree propio de este tipo de celebraciones.


Este año ha sido la primera vez en que la festividad ha lucido su título de “Manifestación Popular de Interés Turístico Provincial”, así declarada por la Diputación Provincial, previa solicitud conjunta del Ayuntamiento de Igüeña, la Junta Vecinal de Quintana de Fuseros y la Cofradía del Cristo de la Cabaña. Y el efecto se notó, porque, a pesar de que el 3 de mayo cayó en día laborable, hubo más gente que en otras ocasiones. Había muchos de Bembibre, decían en el pueblo, y de San Miguel de las Dueñas y de Ponferrada.


También el número de “amortajados” fue superior al de años anteriores: veintitrés en total, hombres y mujeres, aunque con clara prevalencia de las segundas. Y los detalles, más orden, más cuidado en el vestir y, además, en otra cosa se ha notado la ilusión despertada por la distinción conseguida: la cofradía del Santo Cristo de la Cabaña, fundada hace varios siglos, pero desaparecida, tal vez en el XIX, y vuelta a nacer en 1902, carecía de registro eclesiástico oficial y, ahora ya está en proceso, habiéndose incrementado notablemente el número de cofrades, principalmente en esa semana de la fiesta.

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