18 dic 2016

Sanabria-Braganza


LA GAVETA CÉSAR GAVELA
18/12/2016. Diario de León. Opinión.

Si hay un Portugal que sabe a León es Tras Os Montes, pero hay que matizar un poco. Porque hay dos regiones trasmontanas, y aunque ambas son muy familiares para los leoneses y los zamoranos —el núcleo duro de la leonesidad—, es mucho más cercano, y no sólo geográficamente, el Tras-Os-Montes del altiplano que gobierna la ciudad de Braganza. Un sitio mágico que tuve la fortuna de conocer cuando se había quedado varado en el tiempo. Y donde los hombres, mayoritariamente, vestían con capa y sombrero.

Esto fue hace unos treinta años, en un viaje con mis padres, recorriendo la tierra sagrada de los portugueses. Pues para la mayoría de los vecinos del país hermano, es Tras-Os-Montes la región más querida. Porque es la más pura, la más remota para ellos, la más fascinante en su modestia. Y, acaso, también, porque en ella nació nada menos que Miguel Torga, para muchos el escritor portugués más relevante del siglo XX después del gran Fernando Pessoa.

La «Terra Fria» trasmontana es muy leonesa. O Sanabria es bastante portugués, si se quiere. La tierra fría, la que rige Braganza, esas llanuras y montañas apartadas y llenas de un encanto misterioso que la sierra de Montezinho multiplica, es fronteriza con el viejo de Reino de León. Y ahora, milagrosamente, gracias al AVE, que es un invento formidable digan lo que digan sus contumaces detractores, va a quedar muy cerca de un tren que les abrirá unas posibilidades inimaginables hace unos años. No digamos cuando estuve yo por primera vez en la querida Braganza, cuando vi aquel trenecillo que partía de una estación situada al final de un bello y anticuado bulevar donde había negocios decimonónicos. Un trenecillo que tardaba diez horas en llegar a Oporto. Ahora los bragantinos tendrán Madrid a dos horas, aparte la aproximación desde su distrito. Es una revolución que no solo va a conectar a los trasmontanos con el mundo europeo de la alta velocidad, sino que también va a acercar la vida de nuestros hermanos limítrofes al resto de las tierras leonesas.

Braganza, la mítica y aislada Braganza, va a tener el AVE a una hora de distancia (o menos, si se arregla, como es imprescindible, la tortuosa carretera que la une con Sanabria). Braganza la bella y pétrea, la ciudad que parecía pertenecer a un Portugal de los años veinte cuando yo la descubrí, cuando parecía que me iba a encontrar a Pessoa en cualquier café antiguo de la ciudad (y eso que Pessoa nunca salía de las calles del bairro Alto y de la Baixa lisboeta), pues ahora va camino de ser un símbolo de modernidad, y ello es hermoso y paradójico. De ahí que a uno le gustaría mucho que esa estación que se construye en Otero de Sanabria, minúscula aldea, llevara el nombre de Sanabria-Braganza, como detalle de amistad entre dos países tan fraternos y admirables. Y, por esa parte de la geografía y de la historia, tan leoneses.

Publicado hoy en el Diario de León:
http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/sanabria-braganza_1123411.html


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