Foto: José Antonio G. Villar
Por tercera vez en un año, veinticuatro miembros de Promonumenta han realizado el pasado sábado, 4 de mayo, una "facendera" en el abandonado monasterio de Santa María de Nogales, situado en un bellísimo paraje a orillas del río Eria, a tan solo un kilómetro del también hermoso y tradicional pueblo de San Esteban de Nogales.
En esta ocasión, aparte de repasar el trabajo realizado en las facenderas anteriores -la fértil naturaleza del lugar no deja tiempo para el respiro-, la actuación se concentró en el interior de la iglesia, cuya enorme superficie y la enmarañada selva de zarzales y arbustos que en ella crecen impidieron que fuese concluida la vez anterior. Pero ahora sí, ya casi se ha dado el remate, aunque ha faltado tiempo para ese casi que todavía se apodera de la cabecera del templo.
Una iglesia de porte impresionante, de tres naves, de la que se conserva la fachada, parte de sus muros y arranques del crucero y un salpicado de fracciones de muros laberínticamente dispuestos. De esta obra, Gómez Moreno en 1908 escribía: “iglesia morisca, la más pujante acaso y atrevida que se construyera”. Hoy está clamando por, al menos, una consolidación de su fachada y de cuanto de ella queda.
FOTO: David Gustavo López
Y lo mismo puede decirse del resto del monasterio, en el que Promonumenta tiene previsto seguir trabajando hasta conseguir que sus ruinas sean visitables. Fue fundado en el año 1150 por el matrimonio Vela Gutiérrez y Sancha Ponce de Cabrera para monjas cistercienses, aunque, ante la magnitud de la obra emprendida, en 1164 fueron sustituidas por monjes del monasterio de Moreruela, también del Císter, quienes culminaron la iglesia en el año 1172, prosiguiendo obras en el resto del monasterio casi hasta la exclaustración de 1836. En el año 1731, por ejemplo, se culminó la monumental fachada que todavía conserva.
Foto: José Antonio G. Villar
En esta ocasión, los trabajos de Promonumenta fueron seguidos por la presidenta de la Asociación Cultural San Jorge, de San Esteban de Nogales, y contaron con el interés de la alcaldesa Consuelo Prieto, que departió con los voluntarios de Promonumenta y manifestó su intención de, en función de los resultados que deparen las urnas, analizar con la Asociación de Amigos del Patrimonio las posibilidades de puesta en valor del monumento -increíblemente no cuenta con la declaración como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León- y las actuaciones que para ello son necesarias.
Historia del Monasterio
El 14 de mayo de 1149, el emperador Alfonso VII de León donó al noble Vela Gutiérrez y a su esposa, Sancha Ponce de Cabrera, con motivo de su boda, la Villa de Nogales en pago a los servicios prestados a la corona.
En abril de 1150, el matrimonio donó la villa de Nogales a Aldara Pérez, abadesa del Monasterio de San Miguel de Bóveda en Orense para que aquí se fundara un monasterio con monjas del monasterio gallego.
En una bula firmada por el papa Alejandro III, y que data del año 1162, ya se menciona a Santa María de Nogales junto a otros monasterios cistercienses al igual que Espinareda, Montes, Carracedo, Almázcara, Castañeda.
A la muerte de Vela Gutiérrez el 4 de noviembre de 1160, antes de haber finalizado su edificación, las monjas devuelven la donación a su viuda, Sancha Ponce de Cabrera, quien en 1164 dona el monasterio a las propiedades de Santa María de Moreruela, propiedad de su padre Ponce Giraldo de Cabrera (Príncipe de Zamora).
Los monjes de Moreruela envían una docena de monjes con el objeto de finalizar su fundación.
En la capilla mayor de la iglesia, consagrada en 1172, se colocaron los tres sepulcros que Sancha Ponce mandó a labrar: uno para su difunto esposo, otro para un hijo que ya había fallecido, y otro para ella, que falleció años después en 1176.
Además de los fundadores y otros miembros de su linaje, otros nobles leoneses, como Aldonza Alfonso de León, hija ilegítima del rey Alfonso IX de León, y su esposo Pedro Ponce de Cabrera, nieto de los fundadores, fueron sepultados en la iglesia del monasterio.
Hacia 1249 se terminó de construir una nueva iglesia, según consta en una bula del papa Inocencio IV.
También fueron sepultados en la iglesia el célebre caballero Suero de Quiñones y su esposa Elvira de Zúñiga, y los sepulcros de ambos, realizados en mármol en el siglo XVI siguiendo el estilo de Pompeo Leoni, se encuentran actualmente en la Hispanic Society of America de Nueva York.
Detalle del sepulcro de Suero de Quiñones y su esposa Elvira de Zúñiga.
El monasterio permaneció habitado hasta el año 1836, en que fue exclaustrado durante la Desamortización de Mendizábal. Esta situación causa el abandono de los edificios.
El arqueólogo Manuel Gómez-Moreno en un viaje que realiza por el norte de España a comienzos del siglo XX ya describe y cataloga los restos del conjunto.
15 jul. 2018
I Facendera de Promonumenta
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II Facendera de Promonumenta
Facenderas anteriores.
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