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28 ene 2017

¡OTRA DE LO MISMO! LA
INDOLENCIA CONTINÚA
Un tesoro leonés que triplica su valor
La sala Isbilya vende por 75.000 euros la tabla del Maestro de Palanquinos Lo compró una
colección privada madrileña.
E. GANCEDO | LEÓN

El gobierno autonómico no pareció considerar relevante la obra del Maestro de Palanquinos que el jueves pasado subastó la casa sevillana Isbilya, algo que en modo alguno creyeron sus compradores finales, quienes acabaron adquiriéndola por 75.000 euros, casi el triple del precio de salida de esta delicada tabla del siglo XV, unos 27.000 euros. Fuentes de la casa de subastas andaluza confirmaron a este periódico, además del importe alcanzado —algo que les sorprendió y satisfizo a un tiempo—, el hecho de que la obra fuera comprada por representantes de una importante «colección privada madrileña», información que de momento no han podido ampliar por razones de confidencialidad respecto a su cliente. La Junta decidió no adquirirla para el Museo de León —lo había hecho con otras similares en anteriores ocasiones— dado que, tal y como recordó, la institución ya acoge «una representación significativa, y en óptimo estado de conservación» del maestro, activo en tierras leonesas entre 1470 y 1500, o de su taller inmediato.

Y en concreto sobre esta Piedad, desde la sala Isbilya informaron sobre la posible identificación del maestro de Palanquinos con el artista Pedro de Mayorga. En todo caso, se trata de un creador «que acusa la influencia de la pintura flamenca tan presente en la pintura que se realizaba en las tierras de Burgos, Palencia, Valladolid o León en la segunda mitad del siglo XV». Y continuaban con la caracterización: «Suele situar sus escenas sobre fondos de paisaje que evocan las tierras nórdicas que estos pintores podían ver en las tablas flamencas que les inspiraron. A ello debemos sumar un estilo en las figuras sumamente expresivo, algo que se ve en los gestos y expresiones de dolor u otras emociones, y en las posturas muchas veces contorsionadas de sus personajes. Aquí se adivina un fuerte influjo de un maestro como por ejemplo Fernando Gallego, con el que tiene una fuerte relación».

El equipo de la casa de subastas sevillana no duda en atribuir esta obra al Maestro de Palanquinos o a su taller, principalmente atendiendo al hecho de que en ella «está presente esa impronta dramática en los rostros de los distintos personajes y en el paisaje de raíz flamenca que se extiende a espaldas de los protagonistas».

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