La influencia de la música tradicional leonesa en las regiones vecinas.
(Charla impartida en diciembre de 2009 en el acto de clausura de las IV Jornadas del Patrimonio Cultural de la Región Leonesa, organizadas por el Diario de León)Manuel de San Mateo Gil
El folklore siempre ha estado asociado al concepto de identidad de un pueblo. En todo el mundo, cada tribu, etnia o nación tiende a diferenciarse del vecino como una forma de identificación colectiva, que es el paso previo para conseguir fomentar la solidaridad entre los miembros de un grupo. Así, nuestros informantes distinguen la procedencia de un bailador o un músico por su manera de bailar o de tocar. Existe una tendencia natural en todas las regiones, naciones o incluso pueblos con conciencia de pertenencia colectiva a identificarse con una serie de estereotipos musicales como puede ser un tipo de música o de instrumento, nace así el concepto de lo típico. No soy partidario de poner apellidos ni fronteras a los instrumentos populares ni a la música tradicional, pero la región leonesa esta rodeada de regiones que sí que utilizan estas manifestaciones culturales como “banderas” propias, considerando como “influencia”, lo que nosotros valoramos como variedad, así que pienso que es el momento de escribir sobre la influencia de las manifestaciones musicales leonesas sobre esas regiones. La primera dificultad para definir lo que es la música tradicional leonesa es responder a esta pregunta: tradicional ¿desde cuando?. William Dalrymple , un viajero Inglés describe en 1774 una danza maragata en el que una vieja dirige el baile con un pandero cuadrado , ¿en Maragatería?.. Cayetano Bardón en 1907 en su celebre libro “Cuentos en Dialecto Leónes”, cita como instrumentos pastoriles propios de la zona de La Cepeda la Carabiella, el tarafollo y la zampoña. ¿Alguien me puede enseñar una carabiella o un tarafollo?. Aproximadamente en el año 1900 se toma una foto en las fiestas del Cristo de Villafranca del Bierzo en la que los gigantes están acompañados por varios tamboriteros, en un lugar donde hoy se considera como terreno exclusivo de la gaita. El acordeón es el instrumento tradicional para hacer el baile en la montaña occidental leonesa , primero en su versión diatónica y desde los 40-50 cromática. El musicólogo alemán Kart Schlinder recorre Babia y Laciana en 1929 y recoge la partitura del baile del país indicando que las partes musicales se acompañan con dulzaina, ¿En Babia?. En fin, a todas las dificultades para identificar los orígenes de la música tradicional tenemos también la maldición de los nombres de las cosas. Cuando nos dicen que aquí se tocaba la gaita. ¿A que tipo de “gaita” se refieren?. Si acudimos a los estudios y cancioneros editados sobre León, tanto Menendez Pidal en sus romanceros de principios del siglo XX, como Kurt Schlinder en los años 30, Fernández Nuñez, Torner o García Matos destacaron sobre todo dos aspectos de la música tradicional leonesa la variedad y la pervivencia de formas musicales arcaicas. Entre estas formas podemos encontrar la supervivencia de las escalas modales tanto en el canto como en la afinación de los instrumentos, escalas anteriores al barroco, momento en el que la música occidental se hace tonal. Aquí se conservan además estructuras musicales que hacen poner en duda, en algunos autores, hasta el mítico origen aragonés de la jota, ya que todavía conservamos jotas sin estribillo, sin duda de las más antiguas de España. En la evolución de la jota el paso siguiente consiste en añadir un estribillo, también en forma de cuarteta, y para ello lo más arcaico es utilizar la misma melodía que en la estrofa, esta costumbre, es típicamente leonesa. Ante todas estas dificultades para definir desde una perspectiva científica lo que es la música tradicional leonesa, y teniendo en cuenta que ha sido a lo largo del tiempo un concepto cambiante, nosotros acudimos a la sabia opinión de nuestros informantes considerando como música leonesa aquellas melodías sin autor conocido, que ellos aprendieron en su juventud por transmisión oral, y que tienen su origen con anterioridad a la generalización de los medios de comunicación de masas. A continuación vamos a hacer un recorrido por los diferentes instrumentos tradicionales leoneses, sus posibles orígenes y zonas de influencia, más con el objetivo de deshacer mitos ajenos que con la intención de especular sobre el origen leonés de todos ellos.
La flauta y el tamboril.
Es el instrumento más representativo de la Región Leonesa, ya que se usa tanto en León como en las actuales provincias de Zamora y Salamanca. Se conoce su uso en las cortes europeas desde al menos el siglo XII. En León, se encuentra representado en la fachada sur de la catedral, del siglo XIII, (uno de los reyes músicos que acompañan el Apocalipsis S. Juan). Las flautas de la provincia de León se fabrican de una sola pieza de madera y carecen de encelgas o boquillas de cuerno como en Salamanca. En Zamora se han usado tradicionalmente también este tipo de chiflas, sobre todo en Aliste, pero en los últimos tiempos se van sustituyendo por flautas (gaitas) de fabricación charra, especialmente en la comarca de Sayago. Los tamboriles tienen los aros metálicos en la provincia de León y de madera en Zamora y Salamanca. El uso de estos instrumentos tan típicamente leoneses se extiende a las zonas de expansión medieval del reino de León (Extremadura y oeste de Andalucía). Así es aún muy común en las Hurdes y provincia de Caceres y sobre todo en Huelva donde forma parte de las tradiciones asociadas al Rocio. También de influencia leonesa es el uso de la chifla y el tamboril en Larón (Asturias), donde se asocia este instrumento a las danzas de paloteo, relacionadas con las danzas que aún se bailan en el vecino valle leonés de Fornela. Otras zonas de histórica influencia leonesa, como la tierra de Campos, aún han mantenido el uso de la chifla y el tamboril hasta bien entrado el siglo XIX en que han sido sustituidos por las dulzainas. En la provincia de León su uso tradicional ha permanecido, casi hasta nuestros días, en El Bierzo, La Ribera del Órbigo y sobre todo en la Maragatería. En la tierra de campos leonesa y en la ribera del Esla, también se ha usado hasta tiempos recientes (en Valencia de Don Juan aún tocaba Pepe el Candonguero en los años 50 del siglo pasado).
El pandero cuadrao.
Es este otro instrumento que tiene a León como centro geográfico de expansión o de supervivencia. Se encuentra representado en la portada de la colegiata de Toro, del siglo XIII, aunque su apogeo en España es durante el renacimiento, cayendo posteriormente en desuso y quedando restringido como instrumento tradicional a ciertas comarcas del Reino de León y zonas limítrofes. En León se ha conservado en las comarcas de Babia, Laciana y Alto Sil, así como en los concejos asturianos limítrofes de Leitariegos y Somiedo (allí el baile chano que se toca con el pandero suelen llamarlo significativamente baile “a lo cazurro”) y zonas colindantes de Lugo y Orense. En todas estas regiones se toca con ambas manos, pero en Peñaparda (provincia de Salamanca) se ha conservado la costumbre de percutirlo con una porra de madera. En las regiones portuguesas de Tras Os Montes y Alenteixo, zonas de histórica influencia leonesa desde la edad media (el mirandés es un dialecto del leonés) también se utiliza este instrumento, conservando su nombre árabe de Adufe.
El rabel.
Es éste un Instrumento al que tenemos un cariño especial. Estaba prácticamente perdido cuando a finales de los 80 conocimos a Alfredo González y en el 95 a Nato, quienes nos enseñaron su uso y repertorio tradicional. De hecho en el 95 en un disco Parva y Sosiega fue la primera vez en que sonó, en una grabación, un rabel leonés. Ahora que este instrumento se va haciendo popular en las manos de nuevos músicos y aficionados es importante que conservemos las características del rabel leonés, tanto desde el punto de vista del instrumento como de su repertorio tradicional. Todos los rabeles realmente antiguos conservados en León (museo etnográfico provincial, rabel de Alfredo, colección de Joaquín Díaz y coleccionistas particulares) tienen la tapa de piel y normalmente 3 cuerdas de tripa. Una excepción es el que toca Fortunato Rodríguez con cuerdas de violín y tapa de madera, si bien este instrumento fue construido por él en los años 70, recordando el que tocaba su padre (que no sabemos como era realmente). Respecto a la forma de tocarlo, los interpretes tradicionales que han llegado a nuestros días en León, y quienes les enseñaron, lo tocan sobre el pecho o bajo la barbilla (al modo de la fídula medieval) y con la misma posición que en el norte de Palencia y comarca campurriana en Cantabria. Si bien a principios del siglo XX, Luis Menendez Pidal retrató al rabelero de Boñar tocando el rabel al modo de la viola de gamba, tal como se ha conservado en Asturias y el valle de Polaciones en Cantabria (modo purriego), es decir colocando el rabel vertical entre las piernas. Esta es la habitual posición escogida por los nuevos rabelistas, aunque quizás no la más tradicional. Si un instrumento se ha ganado el apelativo de leonés, este es el rabel, y no por que se conserve sólo en la actual provincia de León, si no por que igual que le ocurre al mastín leonés, se ha transmitido su uso tradicional a lo largo de la cañada real leonesa, desde las dehesas extremeñas, pasando por Toledo, Avila, hasta llegar a los puertos merineros de verano del Norte de Palencia y noreste de la provincia de León, con las zonas colindantes del concejo de Caso en Asturias y del alto Campoo y valle de Polaciones en Cantabria. Es decir podemos superponer perfectamente las zonas de mayor pervivencia del rabel, como instrumento tradicional en España, con la Cañada Real Leonesa.
La dulzaina.
La dulzaina es un instrumento de doble lengüeta. Es difícil saber cuando se empieza a utilizar en España. Sobre su origen hay dos versiones: Que procede de la Algaita árabe o de instrumentos centroeuropeos (mismo origen que la bombarda bretona). En todo caso proceda ya del tiempo de los godos o sea una reliquia del tiempo “de los moros” esta claro que el mítico origen castellano no es del todo cierto ya que al tratarse de un instrumento cortesano, empezaría a usarse en la corte leonesa, más antigua que la de la vecina Región. Alberto Jambrina indica que los dulzaineros leoneses a diferencia de los castellanos apenas utilizan las llaves y tienden a mantener las escalas modales propias de la zona. Como instrumento realmente popular es difícil de rastrear antes del siglo XIX, en este siglo comienza poco a poco a desplazar a la flauta y el tamboril. Hasta los últimos años del siglo XIX en que el constructor vallisoletano Angel Velasco comenzó a añadir llaves a la dulzaina las dulzainas no las tenían. El uso de la dulzaina en León es muy antiguo. En los archivos del Ayto. de León, podemos ver, estas citas históricas: - El 1 de diciembre de 1843 salen dulzainas acompañando a Gigantones y Gigantillas con motivo de la proclamación como reina de León de la reina Isabel II. - En 1858 hay un pasacalles de dulzainas, tamboriles y panderetas para celebrar la visita a León de la misma reina. - En 1875 se anima la feria de ganado de San Marcelo con bailes de dulzainas. - En 1877 visita León Alfonso XII y se organizan bailes de dulzainas en S. Francisco. - En 1891 las fiestas de San Juan incluyen dulzaineros que entonarán pasodobles acompañando a bombas y voladores. - En 1901 con motivo de la reinaguración de la catedral se estrenan también gigantes y cabezudos acompañados de dulzainas. - En 1912 Julio Puyol describe las fiestas de la romeria de san Froilán en la virgen del camino con bailes de dulzaina al caer la tarde.
La gaita de fole leonesa.
Esta denominación no es tradicional en León, es más habitual en Zamora, y se debe más bien a la necesidad de ponerla un nombre frente a la gaita asturiana y gallega. En el siglo XIII ya se utilizaba y está ampliamente representada en los pórticos de la catedral de León y Colegiata de Toro en Zamora. Al menos en el siglo XV (cuando se hace el coro de la catedral de León) ya tiene un carácter popular y siempre ha estado asociada a lo impúdico y lo rústico, por eso la toca un cerdo, representación de la lujuria y la gula. De la misma época es una pintura mural de la catedral de Astorga en la que un pastor la toca ataviado con una chilaba “mora”. De aquí viene la eterna duda ¿Quién la trajo a España?. Tal vez la gaita no es tan “celta” como pensamos. En la provincia leonesa, ha habido una gran carencia de constructores de gaita en el último siglo. En los años 20 fue famoso por el Bierzo un artesano apodado “Guicho”, natural de Los Mazos de Melezna (Oencia) y el señor Jerónimo Arias, a mitad de siglo confeccionaba sus gaitas en Peñalba de Santiago. La gaita leonesa se diferencia de la Asturiana por que se toca de forma abierta, como la gallega, no de forma pechada. Se diferencia de la gallega, sobre todo en sus modelos más recientes, por tener puntera, soplete y roncón, sin ninguna ronqueta. La puntera está afinada en escala modal, no temperada, (la gallega y asturiana es modal, posterior al XVIII en que la música occidental se tonaliza). Formalmente se observa como los agujeros de la puntera van creciendo proporcionalmente al aumento de grosor de la misma (forma natural de construcción). Internamente el agujero es mayor y no crece de forma exponencial, sino cónica con lo cual no se favorece la aparición de armónicos. Curiosamente es la misma afinación que las gaitas escocesas. El repertorio tradicional de estas gaitas tampoco tiene alteraciones y es siempre de escala modal (aunque se toque con una gaita gallega actual, mediante trucos el gaitero puede hacer creer a un experto que se trata de una gaita autóctona). En cuanto al repertorio leonés abundan la adaptación de temas cantables, como en Asturias, fenómeno que no se da en Galicia (García Matos). Existen sólo dos afinaciones: en Do y en Si natural (con tendencia al Si bemol), que es la más habitual en los gaiteros de La Cabrera, Bierzo y Maragatería, ya que permite el canto. La gaita de fole se ha usado por La cabrera, El Bierzo y parte de La Maragatería, La Valdería y La Cepeda. No podemos saber desde cuando se usa la gaita en león (a finales del siglo XIX, ya hay referencias en El Bierzo) pero ha ido desplazando a la flauta y el tamboril de sus espacios naturales. Los Gaiteros de Corporales de Cabrera (Francisco Losada) fueron retratados en 1931 para la revista Estampa. El gaitero maragato del pueblo de Veldedo (Jesús Ramos) fue retratado en los años 20-30 acompañando a los danzantes de Santa Catalina de Somoza. En la provincia de Zamora el uso de esta gaita se ha potenciado mucho en el último cuarto de siglo siguiendo el modelo de la gaita que tocaba el gaitero sanabrés Julio Prada. En León esta labor de recuperación de los modelos autóctonos está aún por hacer, ya que la mayor parte de los gaiteros leoneses tocan gaitas fabricadas en Galicia, según los modelos actuales en la región vecina. La falta de constructores leoneses, la escasez de modelos autóctonos antiguos, la reciente moda de las bandas de gaitas y la no tan reciente de las orquestas en las que se mezclan gaitas con clarinetes y otros instrumentos modernos que exigen una perfecta afinación “tonal”, han dado la puntilla a la pervivencia de este instrumento en León, tal vez el más amenazado de todos los instrumentos leoneses.